- Lesión por un instrumento o un traumatismo externo.
- Aumento de la presión intraesofágica por vómitos o náuseas violentas.
- Una enfermedad esofágica como una esofagitis cáusica, úlcera o cáncer.
Esta rotura produce un fuerte dolor que empeora al tragar o respirar.
Puede ocasionar:
- Un enfisema cutáneo, es decir, que el aire entre en el mediastino, que se puede palpar en el cuello y un neumotórax.
- Una infección secundaria y un absceso mediastínico.
- Si se producen vómitos pueden entrar restos del contenido gástrico en el mediastino causando lesiones graves.
Fuente:
Artículos de Google Académico
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